GUNAS
y CASTAS
Enseñan los Vedas que toda acción es
engendrada universalmente por los atributos o gunas de Prakriti (la Naturaleza creada por Dios). Estas cualidades
o gunas son tres (tamas, rajas y sattwa)
y nadie en este mundo, ni entre las deidades del mundo astral, está exento de
ellas. El cuerpo humano, los alimentos, como los demás productos de la
Naturaleza Cósmica, se encuentran regidos de forma inexorable por estas tres
cualidades que son el origen de la constante actividad.
Guna significa “hebra de una cuerda”. Así,
las tres hebras de las gunas constituyen la cuerda que mantiene al alma
atrapada en el ciclo de las encarnaciones.
El ser humano no puede permanecer
inmóvil; está obligado constantemente a realizar actividades que, en función de
la preponderancia de una u otra guna, serán positivas, negativas o neutras.
La guna tamas es negativa u obstaculizadora y genera el mal y la ignorancia.
Las actividades nocivas o tamásicas inducen en el hombre una situación anormal
e infeliz.
La
guna rajas es neutra o activadora y
produce cualidades que permiten el desarrollo material. Las
actividades rajásicas son energizantes e inducen la normalidad y la posibilidad
de disciplinar cuerpo y mente.
La guna sattva es positiva y elevadora y genera cualidades que inducen el
desarrollo espiritual. La actividad sáttvica es la acción física o mental que
está guiada por la sabiduría o discernimiento del alma o del gurú. Las
actividades de naturaleza sáttvica son beneficiosas para el ser humano y
despiertan la conciencia divina guiándolo hacia la percepción pura del alma.
El predominio de alguna de estas
cualidades sobre las demás determina el carácter o naturaleza de la persona. Así,
es posible clasificar al ser humano en cuatro grandes clases:
Sudras
En los sudras predomina la cualidad
tamásica, generadora de ignorancia, de tal forma que su forma de prestar
servicios a la sociedad es mediante el cuerpo, con su trabajo físico y su meta
(kama) es desarrollar la actividad con el deseo de satisfacer los sentidos.
Vaisyas
En los vaisyas predominan tamas y rajas
que generan una mezcla de ignorancia y actividad, prestando servicio a la
sociedad con su mentalidad o preparación, desarrollando actividades de
agricultura, comercio o negocios en general y cuya meta (artha) es obtener
beneficios personales y satisfacciones de los sentidos de forma controlada.
Kishatriyas
En los kishatriyas predominan las gunas
rajas y sattva, que producen una mezcla de actividad e iluminación, prestando
servicio a la sociedad, con el poder de su voluntad, realizando funciones
administrativas, ejecutivas o en defensa de la sociedad (casta de guerreros o
gobernantes) y cuya meta (dharma) es la autodisciplina en una vida de
responsabilidad y correcta acción.
Brahmanes
En los brahmanes es sattva quien
predomina, lo que lleva a una vida contemplativa, de elevación espiritual e
inspirante, prestando servicio a la sociedad a través del espíritu con una vida
de enseñanza espiritual y religiosa. Su meta (moksha) es la liberación.
El mundo también manifiesta la influencia de las gunas: el mundo físico es tamásico, el astral, rajásico y el causal, sattvico.
A nivel humano, es útil visualizar las gunas como movimiento de
energía dentro del cuerpo.
TAMAS
La guna tamásica está asociada a una
disminución, o a una retirada, de la energía. La dirección natural de tamas es
hacia abajo, similar a la resaca que sigue a la ola. En el cuerpo humano, este
flujo descendente de energía produce un sentimiento de depresión, el opuesto
emocional de la euforia. La depresión es expresada por el lenguaje del cuerpo:
columna doblada, espaldas caídas, boca plegada hacia abajo, mirada al suelo.
Sin embargo, si el movimiento hacia
abajo es llevado hacia lo interno, la negación de la energía del guna tamásico
puede transformarse en interiorización para encontrar paz interior, paz sáttwica.
Las cualidades tamásicas se caracterizan por: mente obtusa,
pereza, indolencia, sueño excesivo, estupidez, pasividad, negatividad, cinismo,
depresión, ignorancia, duda, timidez, miedo, hedonismo (apego a los sentidos),
oscuridad, crueldad, falta de claridad y materialismo frente a
espiritualidad. La ociosidad, la vagancia o la pereza actúan como agentes
paralizantes de la actividad física y mental. El ser perezoso está en un estado
de indefensión ya que su alma está gobernada por el cuerpo y la mente.
RAJAS
El guna rajásico es la corriente energizante en la Naturaleza, y
también en el hombre mismo. Se manifiesta en el cuerpo como un movimiento
ascendente; por este motivo, asociamos toda elevación de energía -sentimiento
exultante, por ejemplo- a un flujo hacia lo alto. Con el desarrollo de la
sensibilidad espiritual se muestra claramente que este flujo se manifiesta
principalmente en la espina dorsal. Aun cuando nuestra conciencia no esté
centrada en esa zona, un flujo ascendente de energía y de conciencia en el
cuerpo produce la tendencia a mirar hacia lo alto, a estar en pie o sentado
bien derecho y a sentirse “arriba” en la lucha de la vida.
Entre las cualidades rajásicas destacan: actividad, movimiento,
energía, estimulación, excitación, inteligencia, creatividad, ambición,
inquietud, agitación, irritabilidad, impaciencia, descontento, reacción sin
reflexión, atracción y repulsión, obstinación, egocentrismo, obsesión,
avaricia, emociones extremas (rabia, celos, orgullo, odio, maldad, pasión),
egotismo (afán de hablar de sí mismo y considerarse el autor de sus acciones),
dogmatismo, agresión, egoísmo, y cinismo.
SATTVA
La conciencia del alma está más allá de todo estado activo. Para
alcanzar este estado libre de actividad deben emprenderse acciones sáttvicas,
buenas acciones que conduzcan al recogimiento interior. Son actividades sáttvicas la acción correcta, el control de
los sentidos, la meditación, la introspección, la disciplina moral y el
desarrollo espiritual.
Pueden considerarse cualidades sáttvicas las siguientes:
veracidad, amor, calma, ecuanimidad, no violencia, sabiduría, belleza, bondad,
éxtasis, hermandad, claridad, tolerancia, pureza, paciencia, perseverancia,
confianza en sí mismo, armonía, concordia, fe, devoción, santidad, luminosidad,
altruismo, humildad, equilibrio, felicidad, gentileza, compasión, honestidad,
discernimiento, energía, clemencia, generosidad, integridad, disciplina, sinceridad,
dulzura y coraje.
Los alimentos, como todo lo creado, también manifiestas
cualidades gúnicas. Su ingestión provoca en el ser humano la reacción gúnica
correspondiente.
CLASIFICACIÓN DE LOS
ALIMENTOS según su GUNA
Son alimentos tamásicos los
productos de comida “rápida” especialmente las frituras; las comidas demasiado copiosas que precisan mucha energía para su digestión; las
comidas atrasadas de varios días; los quesos curados; las carnes de ternera o
de buey; la carne de cerdo; las bebidas gaseadas; las bebidas alcoholicas; alimentos
químicos o sintéticos; alimentos ricos en almidón o en azúcar refinado.
Alimentos RAJÁSICOS
Son alimentos rajásicos los alimentos congelados;
alimentos en conserva; alimentos excesivamente cocidos; alimentos refinados y
alimentos de sabor intenso; consumo excesivo de lácteos; carne de aves y carne de cordero; pescados; huevos; chocolate; té negro; café; tabaco; azúcar de caña; ajo; cebolla; pimienta; especias picantes.
Alimentos SATTVICOS
Son alimentos sattvicos los
alimentos crudos; los de origen biológico; alimentos ligeros, simples o poco
cocidos; alimentos ligeramente insípidos; semillas; frutos secos; todo tipo de
nueces; coco; leche fresca de vaca; legumbres; semillas germinadas; algas; algarroba;
cereales integrales; aceites de extracción en frio; verduras
y frutas frescas.
CUALIDADES SATTVICAS DE LOS ALIMENTOS
Paramhansa Yogananda enseñó cuales eran las cualidades
sáttvicas de muchos alimentos. Estas cualidades predominan, como puede
comprobarse en los cuadros siguientes, en las frutas y verduras.
ALIMENTOS
VITALES
Los alimentos que tomamos son útiles solo porque contienen
energía pránica. Pero, aun así, este prana condensado (mayor información sobre "prana" en el equilibrio pránico) necesita la acción de la
energía vital para que pueda ser metabolizado y asimilado por el
organismo. Un alimento que en su
digestión requiera un elevado valor de energía vital, más que revitalizarnos,
nos debilitará. Interesa, por tanto, ingerir alimentos ricos en energía vital
que pueda ser utilizada directamente.
"Ojalá algún día los médicos lleguen a diagnosticar
las enfermedades con un par de auriculares, sintonizándose con las frecuencias
transmitidas por los órganos enfermos de sus pacientes” André Simoneton
André Simoneton perfeccionó la técnica descubierta por André
Bovis (1871-1947) según la cual se podía cuantificar el nivel de radiación de
una sustancia o de un organismo. Los seres humanos saludables, comprobó Bovis,
vibran entre 6500 y 7000 Aº, mientras que enfermos, alcohólicos o fumadores lo
hacían por debajo de esos valores.
André Simoneton fue un ingeniero militar francés que enfermó
de tuberculosis durante la primera guerra mundial y aunque los médicos no le
dieron esperanzas de vida, aplicando el método del péndulo de Bovis para
descubrir los alimentos más vitalizantes consiguió recuperarse y alcanzar una
buena salud. Conoció a Louis de Broglie, premio Nobel por su teoría de la
dualidad de onda corpúsculo, lo que le abrió nuevos horizontes. En su libro
"La radiación de los alimentos, las ondas y la salud humana" dice que
el estado de salud depende de que se establezcan fenómenos de resonancia,
transmutación biológica, sintonización e interferencia entre los órganos
digestivos y los alimentos. Indica que tanto los alimentos como las distintas
partes de nuestro organismo emiten radiaciones caracterizadas por una
determinada longitud de onda.
Un cuerpo u órgano sano emite radiaciones que difieren
grandemente cuando está enfermo. También es diferente la emisión según el tipo
de enfermedad. Asimismo, los alimentos poseen una vibración que depende del
grado de frescor y de la naturaleza. Considera que, si ingerimos un alimento de
baja longitud de onda, el organismo debe aportar energía para poder digerirlo
pudiendo darse un balance negativo entre la energía suministrada por el
alimento y la gastada por el organismo.
Error común: Se suele
confundir, con demasiada frecuencia, el término longitud de onda con el de
frecuencia y así se dice, por ejemplo, que los alimentos más vitales tienen
“una vibración muy alta”, cuando precisamente es todo lo contrario. Como
justificaré más adelante, los alimentos que tienen una baja frecuencia de
vibración, es decir, que vibran pocas veces por segundo, son los que presentan
una longitud de onda más amplia y ejercen una influencia positiva en nuestro
metabolismo. Por el contrario, un alimento cuya longitud de onda sea irrisoria,
tendrá una frecuencia vibratoria altísima, y todos sabemos que las radiaciones
gamma, los rayos X y los ultravioleta de alta frecuencia, son muy perjudiciales
para la salud.
La explicación es la siguiente:
Las ondas electromagnéticas se mueven a
la velocidad de la luz (c=3.108 m/s). Para hallar la velocidad media
en un intervalo sabemos que hay que dividir el espacio recorrido entre el
tiempo empleado. Se denomina periodo (T)
al tiempo que tarda en describirse una onda completa, y longitud de onda (l) al
espacio recorrido en ese tiempo. La frecuencia (n)
es una magnitud inversa del periodo, así que se tienen las
siguientes ecuaciones:
c = l / T = l . n. Así pues,
el producto de la longitud de onda (l) por la frecuencia (n) es la
constante velocidad de la luz; si una magnitud crece, la otra debe decrecer en
la misma medida, o, dicho de otro modo, a mayor longitud de onda, menor
frecuencia vibratoria.
Sé que esta conclusión, parece chocar
con el sentido común, ya que se asocia el término mayor frecuencia de vibración
con más vitalidad o más energía. Si bien es cierto, con respecto a la energía
física, en lo relativo a la vitalidad, las cosas cambian. Observemos otro
fenómeno: el yogui avanzado que sabe aquietar su mente, que disminuye su
frecuencia respiratoria y su frecuencia cardíaca, incluso hasta detenerlas por
completo, no solo no se muere, sino que alcanza el premio del samadhi con su
efecto reparador y sanador y con la percepción de las cualidades del alma, no
las del cuerpo material donde toda vibración queda en suspenso.
Para mayor abundamiento, la física
enseña que cuando disminuye la temperatura de los átomos, es decir, su grado de
agitación, acercándose al cero absoluto o situación de reposo, la longitud de
onda que se asocia a la partícula va creciendo de tamaño, de acuerdo con la
ecuación l
= h/mv.
Al llegar a cierto valor, se produce un fenómeno de
unicidad: todos los átomos pasan a comportarse como si fueran uno solo; la
misma sensación de unicidad con todas las cosas que experimenta el yogui en el
samadhi. Resumiendo: Disminuir la
agitación, la inquietud, la frecuencia de la vibración nos acerca a nuestra
auténtica naturaleza.
Un yogui como Babaji, tiene una
vibración tan sutil, un estado de calma tal, que no perturba el medio, de tal
forma que resulta imperceptible (invisible) para una persona normal observar
vibración alguna proveniente de él.
Tras el Mahasamadhi de Swami
Kriyananda, se midió en el Templo de la Luz, en Ananda Assisi, un valor excepcional
de 40.000 Aº. En lugar de hablar de una energía o vibración altísima, debería decirse
que había un grado de paz y espiritualidad altísimo.