ALIMENTACIÓN NATURAL
CLAVES DE
LA
ALIMENTACIÓN
YÓGUICA
BASADAS
EN LAS
ENSEÑANZAS
DE
PARAMHANSA YOGANANDA
Kalyan Recio
(En color,
las recomendaciones de Yogananda; en
negro, notas adicionales del autor)
1. Bebe en la mañana agua cálida con zumo de limón.
No bebas agua, leche u otros líquidos durante las comidas.
Bebe media hora antes o dos horas después.
La leche puede beberse como tentempié entre comidas y siempre sola.
Beber mucha agua y jugos de frutas (mezclados con almendras molidas) ayuda a
mantener el cuerpo libre de enfermedades; pero no beber durante las comidas.
Mastica lentamente.
Debemos beber mucha agua ya que,
esencialmente, somos agua. El 70% de nuestro peso es agua. La generación de
saliva y de jugos gástricos, la transpiración y la orina obligan constantemente
a reponer agua.
Un vaso de agua (que no esté fría)
con un poco de zumo de limón, como primera bebida del día en la mañana, recorre
rápido el sistema digestivo efectuando una labor de limpieza y ejerciendo un
efecto alcalinizante en el organismo.
Recientes estudios indican que
beber agua caliente por la mañana da diversos beneficios: 1) mejora el
metabolismo matinal; 2) mejora la digestión de las grasas; 3) ayuda en la
eliminación de toxinas; 4) el calor del agua incrementa el flujo sanguíneo; 5)
disminuye la formación de mucus.
Beber abundantemente durante la
comida puede dificultar la formación del bolo alimenticio y diluir las enzimas
digestivas de la boca y del estómago, retardando la digestión.
Saborea y mastica lentamente
hasta que el alimento esté bien triturado e impregnado de abundante saliva.
Cuanto más pequeñas sean las partículas, mayor superficie presentarán y más
fácil será el ataque de las enzimas digestivas. En la boca, gracias a la enzima
amilasa, se inicia la digestión de los almidones, que continúa y se desarrolla en
el estómago hasta que se inhibe por la elevación de la acidez gástrica. Cuando
el bolo alimenticio pasa al estómago se mezcla con el jugo gástrico, que está
formado por ácido clorhídrico, moco, enzimas digestivas y una glicoproteína
llamada factor intrínseco.
Hace falta un
elevado grado de acidez para que se active la pepsina, enzima que ayuda en la
digestión de las proteínas. Si bebemos al comer, se diluye la mezcla
necesitando una mayor secreción de ácido y un mayor tiempo de digestión (paso
al intestino). Por otra parte, el poder bactericida depende de la concentración
de ácido, de forma que, cuanto más diluido esté, menor será su poder
bactericida.
Cuando tomamos un
alimento no adecuado al grupo sanguíneo, los efectos perjudiciales se ven
altamente disminuidos si la concentración de jugo gástrico (ácido clorhídrico)
es elevada. Al beber, se diluye el ácido
y el efecto de hinchazón que ocasionan los alimentos no adecuados, se hace más
acentuado.
La leche natural
recién ordeñada y de vaca sana, al contener energía pránica, agua, proteínas,
carbohidratos, grasas, vitaminas y sales minerales, es un alimento completo.
2. Las frutas y verduras frescas, tomadas preferentemente
crudas y en abundancia, son vitales para la salud.
Los jugos de frutas y verduras frescas ejercen un beneficioso efecto sobre el
organismo.
Las frutas, verduras y nueces son alimentos superiores a la carne.
Las frutas frescas y las verduras
suelen tener colores vivos muy atrayentes. Como el cuerpo físico es una
condensación de los multicolores rayos de luz del cuerpo astral, el color
constituye un aspecto importante en nuestras vidas.
Los alimentos, que son también
condensaciones materiales de los vitatrones astrales, manifiestan propiedades
que están vinculadas al color.
El Om, la energía creativa
vibratoria, que se manifiesta en la meditación en el ojo espiritual, tiene
color dorado. Así, las frutas de este color, con sus abundantes vibraciones
energéticas (prana) fortalecen los músculos y tejidos y purifican la sangre.
Los alimentos que tienen color
blanco en su estado natural son beneficiosos para fortalecer el sistema
nervioso al actuar sobre la materia blanca del cerebro.
Los frutos cuya coloración es violeta, como arándanos,
moras, ciruelas o almendras crudas con piel, favorecen el buen funcionamiento
de la materia gris del cerebro.
Hace ya más de 60 años que
Yogananda profetizó que cada vez sería más valorado el efecto beneficioso del
consumo de jugos de frutas y verduras frescas.
Las frutas y verduras frescas
(especialmente las hojas verdes) contienen nutrientes de un elevado valor. A las conocidas propiedades de las verduras
como sustancias ricas en clorofila, fibra, enzimas, sales minerales y vitaminas
debe añadirse, a la luz de los nuevos descubrimientos, una rica colección de
aminoácidos libres y una, no menos importante, fuente de ácidos grasos
esenciales.
La clorofila es considerada una
sustancia milagrosa ya que, entre otras funciones, parece estar relacionada
con: efectos antioxidantes; la mejora del estado de la flora intestinal y de la
salud frente a la enfermedad; la disminución del colesterol; la mejora de todo
el sistema digestivo y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
El intestino está protegido por una
membrana semipermeable. Esta membrana segrega enzimas digestivos que originan
las condiciones adecuadas para que los organismos que viven en el intestino
puedan realizar sus funciones metabólicas específicas. A través de esta
membrana el organismo absorbe los nutrientes que por el circulan y la propia
membrana debe impedir el paso de sustancias nocivas. Cuando se inflama la
membrana intestinal se alteran las funciones anteriores: no se produce
adecuadamente la absorción de nutrientes; proliferan organismos indeseados; el
abdomen se ve invadido por sustancias nocivas, levaduras, bacterias o parásitos
y finalmente se inflama. Una alimentación equilibrada, rica en fibra, ayuda a
mantener el aparato digestivo en excelentes condiciones.
Las fibras pueden ser clasificadas,
de acuerdo con su efecto fisiológico, en fibras solubles e insolubles. Los
alimentos más ricos en fibra insoluble son las verduras y la mayoría de
los granos de cereales integrales, especialmente el salvado de trigo; en fibras
solubles destacan las habas, las frutas frescas, vegetales marinos y la
avena y cebada principalmente. Las fibras solubles retardan el paso por el
estómago y la velocidad de paso por el intestino, mientras que las insolubles
parecen acelerar el tránsito intestinal. Todas ellas aumentan el tamaño fecal
por la absorción de agua.
Las fibras, de manera general,
rebajan el índice glucémico de los carbohidratos, ya que disminuyen la
velocidad de absorción de la glucosa en el intestino. Esta acción es más
acusada con las fibras insolubles. Además de retardar la absorción de la
glucosa, las fibras, disminuyen la
concentración de colesterol y de triglicéridos.
La celulosa no es atacada por las
enzimas digestivas, pero sí lo es por los microorganismos en el intestino
grueso. Las fibras solubles sufren fermentación parcial en el colon. El
metabolismo bacteriano de las fibras produce los ácidos acético, propiónico y
butírico que, con su difusión iónica, facilitan la absorción de sodio y
potasio. Así pues, las fibras constituyen un sustrato para la formación de
ácidos grasos de cadena corta.
Las proteínas complejas animales
requieren la rotura de numerosos enlaces peptídicos hasta convertirse en
aminoácidos asimilables por el organismo. Parte de las proteínas no se
hidroliza y termina constituyendo un elemento tóxico en el organismo. El
consumo de vegetales verdes, al suministrar libres los aminoácidos
esenciales, evita este gasto energético
superfluo y no genera residuos tóxicos.
Otro aspecto muy importante de las
verduras de hoja y de las frutas es que son alimentos altamente alcalinizantes,
contribuyendo a contrarrestar el efecto de acidez que los procesos digestivos
generan y con ello, a conseguir una perfecta salud corporal.
La presencia abundante de ácidos
grasos omega-6 en muchos alimentos y de omega-3 (rúcula, espinacas y lino) y la
importancia del equilibrio adecuado entre ellos, hace del consumo de vegetales
verdes una necesidad primordial.
Una forma cómoda de nutrirse de
abundantes frutas y vegetales verdes, que se está poniendo de moda, es a través
de zumos o licuados verdes. Diariamente, o al menos dos veces por semana,
prepara un batido con alguno de los siguientes componentes: un poco de perejil,
espinacas, acelgas, apio, zanahoria (con algo de hoja), rúcula, lechuga, aloe
vera, remolacha (raíz y hoja), junto con abundante fruta (manzana, pera,
naranja) a fin de, mediante la sangre verde, alcalinizar el cuerpo y llenarlo
de ricos y completos nutrientes.
Las enzimas son proteínas que
tienen por objeto acelerar los procesos reactivos. Sin enzimas no sería posible
la digestión y asimilación de alimentos, ni la formación de las hormonas que
regulan el funcionamiento del cuerpo. La cocción destruye las enzimas por lo
que la ingesta de alimentos crudos se hace necesaria en la alimentación.
3. Elimina el azúcar y los alimentos con alto contenido de
féculas.
Ingerir un exceso de alimentos ricos en almidón es muy perjudicial para la
salud, en especial, aquellos que se han elaborado con harina refinada.
El envenenamiento del colon lo ocasiona el pan blanco.
Elige los cereales integrales frente a los refinados.
Cuando sientas deseo de comer dulces o algo ligero, lo mejor es fruta, que
puedes tomar con nueces u otros frutos secos.
Yogananda destaca como algo muy
satisfactorio para el paladar, el pan bien tostado de trigo integral recién
molido.
Cuando se digieren carbohidratos,
la concentración de glucosa en sangre aumenta. Al alcanzar cierto límite, el páncreas
segrega insulina que retira la glucosa transformándola en glucógeno, que se
acumula en el hígado y los músculos. Al desaparecer la glucosa, sentimos hambre
nuevamente y somnolencia (al faltar el alimento en el cerebro). El ejercicio físico
conlleva consumo de glucosa, con lo que, si el ritmo al que se genera glucosa
es semejante al ritmo con que se consume por la actividad, no aparece el efecto
anterior.
La presencia de insulina en el
torrente sanguíneo conlleva, tarde o temprano, problemas de salud.
Las grasas ayudan a metabolizar los
carbohidratos más lentamente, ya que el ataque de las enzimas se ve afectado
por la mayor dificultad para acceder a las moléculas de carbohidrato.
Es conveniente efectuar una
limpieza de colon una vez al año a fin de eliminar las placas que queda adheridas a las paredes intestinales, que
dificultan la absorción de nutrientes y que son fuente de putrefacción, toxinas
y parásitos y tomar a continuación alimentos probióticos durante un mes, para
repoblar una buena flora intestinal. Los probióticos son microorganismos vivos que, al
suministrase en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del
individuo.
La
riqueza alimenticia de los cereales integrales es muy superior a los refinados.
La fibra que acompaña a los cereales integrales y que ha desaparecido en los
refinados, desempeña un papel fundamental en el proceso de eliminación de
residuos tóxicos del organismo, ralentiza la asimilación de los carbohidratos y
mejora las condiciones digestivas. Se considera que una dieta equilibrada en fibra disminuye
el riesgo de cáncer de colon.
Los jugos de frutas, mezclados con
almendras molidas u otros frutos secos, permiten una mejor asimilación de los
nutrientes y suministran al cuerpo todo lo necesario, ya que contienen
carbohidratos, proteínas y grasas de buena calidad, y un sin número de sales
minerales, enzimas y vitaminas. Pero, más importante aún, es el aporte de
energía cósmica vital (prana), que acompaña a todos los alimentos vegetales
vivos y que se asimila directamente, sin constituir una carga digestiva para el
organismo.
Habiendo tomado exceso de
carbohidratos y sintiendo nuevamente apetito, el acompañar la fruta con nueces
hace que la grasa y proteína del fruto seco ralentice el metabolismo del
carbohidrato y lo compense hormonalmente. Así desaparece el deseo de volver a comer
rápidamente.
4. Toma siempre proteínas, ya que el cuerpo las necesita.
Ahora bien, el exceso de proteínas es tan perjudicial como su deficiencia.
No te habitúes a comer proteínas provenientes de la carne, pues generan
sustancias tóxicas en el organismo.
Nuestro cuerpo, aparte de ser esencialmente
agua, está compuesto de proteínas y
grasas. El crecimiento y el desgaste celular diarios implican la necesidad de
consumir proteínas que contengan los aminoácidos estructurales y especialmente
los esenciales.
La hormona antagonista de la
insulina es el glucagón. En los periodos interdigestivos, cuando la glucosa
escasea, el páncreas libera glucagón para estimular la liberación de glucosa
del glucógeno hepático. Los aminoácidos de las proteínas ayudan en este efecto
regulador. Así, al tomar carbohidratos junto con proteínas se puede mantener un
contenido mayor de glucosa en sangre, que se acusa en un mejor funcionamiento
del cerebro y del organismo en general, unido a una ausencia de apetito.
Las fuentes de proteína animal,
entre las que se encuentran la carne, el pescado, los huevos, la leche y el
queso curado, son alimentos de alto
efecto metabólico ácido y contienen, además grasas saturadas. Las carnes
provenientes de animales vienen acompañadas de vibraciones negativas resultado
del tipo de vida y alimentación que han llevado y, sobre todo, de la muerte que
han recibido. Su metabolismo es lento y constituye una sobrecarga
consumiendo mucha energía vital del
organismo. Disminuye profundamente el magnetismo de la persona. La calidad de
la leche y de los huevos depende del tipo de vida y alimentación de los
animales.
Yogananda ha dicho que la
agresividad del Hemisferio Norte se debe al elevado consumo de carne.
Preocupaciones, miedos, ira, violencia, son las tendencias de Occidente. Ser
pacífico es el único modo de alcanzar la felicidad. La mayor parte de las
enfermedades provienen del consumo de carne.
Las fuentes vegetales de proteínas tradicionales
más importantes son las leguminosas, la soja y sus derivados (tofu, miso), el seitán e innumerables frutos secos (en
donde predomina el contenido de grasas). Son menos ácidas que las de origen
animal y tienen menor contenido de grasas saturadas. A estas fuentes de
proteínas, recientemente, se han incorporado diferentes verduras de hoja (que
deben tomarse crudas) ricas en aminoácidos esenciales libres.
Las proteínas, dice Yogananda, son
útiles para el desarrollo de la memoria. También dice que las frutas, verduras
y nueces son superiores a la carne.
Recientes investigaciones dan la
razón a Mahatma Gandhi que afirmaba que los científicos aún no habían
descubierto la importancia de numerosas semillas, hojas
y frutas con respecto a la máxima nutrición de la humanidad. Así, se
sabe hoy que en las hojas de numerosos vegetales de los cuales, solo o
preferentemente, se consume la raíz, se encuentran aminoácidos esenciales en
forma libre, de muy fácil asimilación. Los animales terrestres de mayor peso,
resulta que son vegetarianos: elefante, rinoceronte, hipopótamo, búfalo, etc.
¿De dónde sacan la proteína? De las hojas verdes de la verdura de hoja.
Un batido, zumo o licuado elaborado
con dos o tres tallos de apio, una o dos zanahorias, un puñado de hojas de espinacas
y unas manzanas o peras, además de estar muy apetecible y dejarnos saciados,
nutre, alcaliniza y limpia nuestro organismo.
5
Evita las grasas.
En otro momento, Yoganandaji también dice: “toma proteínas, carbohidratos y
grasas”
Un poco de aceite de oliva cada día mantiene sanas las articulaciones.
Consume 60% de frutas y verduras; 20% de
hidratos de carbono y 20% de proteínas.
Al decir -evitar las grasas- nos referimos a la abundancia de grasas
saturadas y a las temibles grasas “trans”, que son muy perjudiciales para la
salud.
La fuente de la salud física, desde
el punto de vista hormonal, depende, entre otros muchos factores, de la naturaleza y cantidad de grasas que se
ingieren. Una ausencia total de grasas podría causar serios trastornos en poco
tiempo. Una serie de vitaminas son liposolubles (A, D, E, K), lo que implica la necesidad de cierta
cantidad de grasa en el organismo.
Se necesita un poco de grasa, en una
determinada proporción de aceites vegetales w-6 y w-3
y otras circunstancias, para que el
organismo pueda generar las hormonas (eicosanoides) de los
sistemas paracrino y autocrino (que permiten la comunicación en el interior de
las células y entre células próximas) que sean favorables a la salud. Este
equilibrio es delicado y depende de muchos factores.
Hasta hace poco tiempo se
consideraba a los pescados azules como única fuente de w-3, por su elevado contenido en el
ácido eicosapentaenoico (EPA), con la excepción de las semillas de chía y de lino,
ricas en el ácido a-linolénico.
Las verduras de hoja han vuelto a darnos una grata noticia: algunas (espinacas,
rúcula y lechuga) tienen una concentración de ácidos w-3 superior a su contenido en w-6; y tampoco es
despreciable el contenido en w-3
que se encuentra en las nueces y, en menor medida, en la manzana o las fresas.
Las necesidades de w-6 quedan totalmente satisfechas
con la ingesta de frutas y verduras frescas, que son ricas en ácido linoleico.
Además, el contenido en este ácido w-6 del aceite de oliva, o de girasol, de uso frecuente en
las ensaladas, es muy elevado. No debe
abusarse en su uso, ya que es necesaria un cierta proporción entre la cantidad
de w-3 y de w-6 para que la generación de eicosanoides
favorables sea un hecho. Un exceso de w-6, unido a un consumo elevado de carbohidratos tiene
efectos muy nocivos para la salud. La proporción idónea entre w-3 y w-6 no se conoce exactamente, pero se estima que debe estar
en torno a 1:2. Es preciso, por tanto, suplementar la ingesta de w-3 mediante el aceite de lino, las
semillas de chía y el consumo de nueces. En caso de excederse, es mejor hacerlo
siempre a favor de los w-3.
Las grasas saturadas no contienen
los componentes citados anteriormente. Son útiles cuando el organismo necesita
un elevado aporte de energía, pero su exceso es perjudicial.
Un aporte simultáneo de
carbohidratos, proteínas y grasas de buena calidad en cada comida, en las
cantidades y proporciones adecuadas, reduce la cantidad de alimento necesario y
mejora la efectividad de todo el sistema digestivo. Procura compensar el efecto
acidificante de algunos alimentos con el alcalinizante de frutas y verduras.
6.
Evita o elimina en
tu dieta los alimentos fritos.
Que algo sepa bien y llene el estómago no es garantía para satisfacer las
necesidades corporales.
Al calentar el aceite, las largas
cadenas que forman su estructura molecular, se rompen formándose trozos de
moléculas que se llaman radicales libres, que son perjudiciales para el
organismo determinando un envejecimiento precoz y un deterioro de la salud. El
aceite de oliva soporta una fritura, si no se calienta excesivamente. La mayor
parte de los demás aceites, ni siquiera eso. Por lo tanto, usar una freidora es
disponer de una fábrica de veneno en la propia casa.
Los ácidos grasos que el organismo
necesita son muy frágiles, afectándolos incluso la luz, por lo que no permiten
el calentamiento. Es necesario, para los aceites, que su obtención haya sido de
“extracción en frio” refrigerando el sistema mecánico de obtención del aceite.
Mediante calor se obtiene más fácilmente el aceite, pero este aceite refinado no es ya tan bueno para la salud. Debe consumirse
aceite de extracción en frio, de oliva, como fuente de omega-9, y especialmente
de lino o linaza, rico en omega-3, en botellas pequeñitas que protejan de la luz. La cantidad de w-3 que se precisa por día es solo
de un par de cucharaditas de café, por lo que una botella grande abierta dura
mucho y puede estropearse.
7.
No comas en exceso. Ni
demasiado caliente, ni demasiado frio.
Sigue una dieta moderada que contenga todos los elementos que el cuerpo
necesita.
Procura hacer dos comidas fuertes al día.
Al atardecer come ligero.
La temperatura del alimento y la
bebida ingerida en el cuerpo tiene un efecto sobre el bazo, la batería de la
energía, y también sobre otros órganos. Bebidas heladas debilitan el organismo.
Tomar alimentos muy calientes quema e inflama el paladar, anula las papilas
gustativas, y daña la mucosa gástrica del estómago. El alimento, la bebida, el
agua, es conveniente tomarlos a temperatura ambiente o bien, templados.
Al combinar hidratos de carbono, proteínas
y un poco de los aceites esenciales, provenientes de vegetales frescos, el
organismo necesita menor cantidad de alimento y se siente mejor, más activo, más
inteligente, más feliz, más sano y sin apetencias innecesarias.
Los zumos de frutas (naranja, pera,
manzana, etc.), los zumos de verduras (apio, zanahorias, espinacas, acelgas,
pepinillos, etc.) acompañados ambos de un puñadito de frutos secos, debido a la
enorme cantidad de energía vital (prana) que portan, junto con los nutrientes
materiales (carbohidratos, proteínas y grasas de buena calidad, vitaminas,
enzimas y sales minerales), constituyen un alimento de valor nutricional
insuperable.
Puedes hacer un desayuno y una
comida fuertes y, si tienes necesidad de más alimento, ayudarte con algún zumo
de fruta y verdura acompañado de unos pocos frutos secos. A veces se confunde
el deseo de comer con el de beber. Bebe con frecuencia fuera de las comidas. Al atardecer, procura tomar el último alimento
dos o tres horas antes de acostarte y, en todo caso, algo ligero. Recuerda el
dicho “de grandes cenas, están las tumbas llenas”. En la noche, el metabolismo
disminuye y el proceso digestivo puede alargarse disminuyendo el tiempo de descanso
del hígado y del corazón.
Yogananda anima a usar la fuerza de
voluntad para vencer la tentación de tomar tres comidas al día, para evitar que
todo el sistema digestivo, células, corazón y nervios tengan que trabajar de
manera continua. Da reposo a tu máquina inteligente saltándote cada día o de
vez en cuando, bien el desayuno, la comida o la cena. Ahora bien, si has
trabajado duro o tienes mucha hambre, tres comidas serán suficientes. El
principal abuso del cuerpo consiste en sobrecargarlo de alimento innecesario.
8.
No seas fanático de
las dietas.
Equilibra tu dieta y luego olvídala.
Si tienes el antojo de algún alimento que no resulta beneficioso para ti, no
seas remilgado y cómelo. Pero no dejes que esta práctica ocasional se convierta
en un hábito.
No caigas en la rutina alimenticia, varía los alimentos y combínalos
adecuadamente.
Sigue una dieta moderada,
recomienda Yogananda, que contenga todo lo que tu cuerpo necesita y no comas
más de lo preciso.
Comprende bien las razones por las
cuales tu dieta es buena. La mente, que debe estar segura de que lo que haces
con respecto a la alimentación está bien, influye poderosamente en los
resultados.
El cuerpo tiene que ser tu
sirviente; si te descuidas, él te hará su esclavo. Ten confianza en el poder de
tu mente. Si dudas, repite cada mañana y cada noche, “soy el dueño de mi
cuerpo, que me obedecerá sea cual sea la comida que le dé”.
Yogananda recuerda que debes comer
para vivir, no vivir para comer. La voracidad es esclava del paladar y enemiga
de la digestión, del buen temperamento, y de la salud en general. La voracidad,
además, consume el sentido del gusto privando a la persona del disfrute de este
sentido.
Distánciate de tu cuerpo
diciéndole: “no temas a la muerte, no temas a las enfermedades; yo te cuidaré,
te daré alimentos saludables; te llevaré a tomar el sol, a hacer sano
ejercicio; en la noche te arroparé y te dejaré descansar; te rodearé de
pensamientos amorosos y te abrazaré cuando me funda en un abrazo.
Las hojas verdes comestibles
contienen pequeñas cantidades de alcaloides, que actúan como venenos con un
efecto estimulante del sistema inmunitario (efecto homeopático) debido a su
baja concentración. Pero si el consumo es muy repetitivo se pueden acumular en
el organismo cantidades elevadas de ese alcaloide concreto; para evitarlo lo
mejor es rotar y variar el tipo de alimentos verdes que tomamos. Seguro que
nuestro paladar también agradecerá este cambio.
Para su correcta asimilación cada
alimento precisa la acción de unas enzimas digestivas concretas, unas ciertas
condiciones de pH y un cierto tiempo. La combinación de alimentos ha de hacerse
procurando un mismo tiempo de digestión e idénticas condiciones de reacción.
Yogananda recomienda usar una sola clase de proteína en cada comida.
9.
Cada semana debes
dedicar un día al ayuno, tomando solo jugo de naranja o frutas.
De igual forma, cada mes, ayuna durante dos o tres días seguidos, tomando solo
zumo de naranja.
Premia a todas las células de tu
aparato digestivo con un día de descanso dándoles tranquilidad, abundante agua
y saludables frutos, para que puedan
reponerse y eliminar las toxinas acumuladas.
Dice Yogananda
“el ayuno permite el descanso no solo
de los distintos y fatigados órganos que constituyen el cuerpo físico, sino
también de la fuerza vital. Ésta (la fuerza vital), que se ha identificado con
la necesidad de las distintas clases de alimentos (agua, sol, aire,
nutrientes), despierta entonces y se vuelve independiente y autosuficiente “.
La fuerza vital es la fuente de la
vida. La estructura del cuerpo astral, pura fuerza vital, es quien orienta el
crecimiento y distribución de las células y, al mismo tiempo, quien les
suministra la vitalidad. Los alimentos y el poder de la mente (que pueden
actuar a favor o en contra) refuerzan o debilitan la energía vital.
El ayuno aporta unos resultados
físicos y unas recompensas mentales y espirituales que son maravillosos: el
espíritu se va liberando de las teóricas necesidades del cuerpo y éste (el
cuerpo) olvida gradualmente sus costumbres materiales relativas a comer,
dormir, sentir frio o calor, cansarse, etc.
La mente, gracias al ayuno, va desarrollando
su poder y comenzando a depender más y más, de él. Al manifestarse ese poder,
la fuerza vital se va fortaleciendo, cada vez más, con el flujo de energía que
penetra por el bulbo raquídeo y se va
haciendo consciente de que su sustento viene, en realidad, de esa fuente
interior y no de los demás elementos externos.
La mente le dice: “tú eres energía
pura, conciencia pura” de tal forma que todo aquello que la mente implante en
la conciencia de la energía vital, tendrá que manifestarse. Así, con el poder
desarrollado de la mente es posible realizar cualquier cosa. Si la mente piensa
que el cuerpo va a debilitarse al ayunar, así ocurrirá. Si piensa, soy dueño de
mi cuerpo, soy dueño de mi mente, soy una mente poderosa, desarrollará una
fuerza extraordinaria.
En el Bhagavad Guita VI:15 se dice
“El yogui que mantiene su mente completamente bajo su control y, de esta forma,
mantiene su alma absorta en unión con el Espíritu, alcanza la liberación final”.
En San Mateo 4:4 se puede leer
cuando el diablo tentó a Jesús en su ayuno incitándole a convertir piedras en
panes, lo que le respondió:
“Escrito está: No solo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Consejos para el ayuno:
a) bebe abundante agua;
b) respira pausadamente 5 minutos cada hora si tienes hambre;
c) bebe algún zumo de frutas (naranja) mezclado con algún fruto seco, si es
posible, molido;
d) si eres capaz, utiliza kechari mudra;
e) si te sientes débil, refuerza tu cuerpo, mente y espíritu con los ejercicios
de energetización.
10. Bendice
la comida. Come cuando estés calmado.
Haz ejercicio regularmente, respira correctamente y toma baños de sol.
Todo lo que crees que es necesario para mantener el cuerpo es una ilusión.
La mente es el poder supremo y puede
generar todo lo que el cuerpo precisa.
Hasta que tomes conciencia de esta verdad, usa el sentido común.
Casi
todas las tradiciones espirituales tienen el hábito de bendecir los alimentos
antes de comer. No es un acto sin valor: bendecir el alimento ofreciéndolo a
Dios, es un acto que lo hace más puro, bendito y sáttvico. La oración te ayuda
a interiorizarte preparándote para recibir el alimento con la debida atención.
El alimento, después de todo, es un don dado para sostener el cuerpo y
espiritualizar la mente. Es, por lo tanto, justo recibirlo con amor, alegría y
gratitud.
Para el
mantenimiento de la buena salud, el ejercicio físico y mental, no es menos
importante que la alimentación. El ejercicio regular hace fuerte y más
eficiente al corazón, suministra más oxígeno a los músculos y órganos, mejora
la digestión y facilita la eliminación de toxinas. Dos tipos de ejercicios son
necesarios para la salud perfecta: yoga asanas y ejercicio aeróbico.
Los rayos
de sol son fácilmente convertidos en “prana” y tienen el poder de curar
enfermedades. Tomar baños de sol (media hora) diariamente, con profunda
concentración en la energía y sensación de los rayos, eleva considerablemente
el efecto de éstos.
La mayor
parte de las personas utiliza solo un 25% de su capacidad pulmonar.
Adquiriendo
el hábito de respirar profundamente usando la respiración yóguica completa, la
respiración se vuelve más eficaz y la salud mejora. Previene la tuberculosis, los
catarros y la bronquitis, mejora la circulación sanguínea, el transporte de
oxígeno y de “prana” vital a todas las células, tejidos y órganos, libera del
stress, del ansia, miedos y preocupaciones, aplaca la rabia y la irritabilidad
y mejora la concentración y la memoria. Mediante el movimiento del diafragma,
arriba y abajo, se masajea el estómago, riñones, intestinos, páncreas e hígado,
mejorando el funcionamiento de todos estos órganos.
Cada
individuo necesita desarrollar su poder mental de tal forma que sea capaz de
actuar correctamente en toda circunstancia: ante un imprevisto cuando pensaba
acostarse, cediendo su comida si fuera necesario, prescindiendo de un periodo
ganado de descanso, manteniéndose centrado y dispuesto a actuar ante cualquier
contingencia.
Con el
poder de la mente cualquier cosa es posible. La fuerza vital que sustenta el
cuerpo no necesita del alimento. Tu vida y tu cuerpo deben hacerse
impenetrables al sufrimiento. Con el ayuno prolongado, percibirás con plena conciencia que todo es,
en esencia, mente.
Si
quieres adelgazar, por ejemplo, combina el poder de la mente (piensa que estas
delgado), el ejercicio y una dieta adecuada.
Si estas
ayunando y piensas que no comer te debilitará, así será. Si, por el contrario,
ejerciendo una férrea voluntad piensas que no comer no te debilita en absoluto,
desarrollarás una fuerza mental extraordinaria que se manifestará también en el
plano físico.
Cuando
aprendas, mediante el ayuno consistente, a depender de tu mente, ella se
mostrará eficaz en todas las situaciones, ya sea crear bienestar, resolver
problemas agudos, solventar situaciones difíciles o enfermedades y, sobre todo,
alcanzar la meta suprema de la vida que es encontrar a Dios y fundirse
nuevamente en Él.
No
olvides que no eres un cuerpo, eres espíritu y eres el amo de tu cuerpo.
Recarga
por las mañanas y por las noches tu cuerpo, tu mente y tu espíritu con los
ejercicios de energetización.
Después
de muchos años, dice Yogananda, aprendí que la salud se expresa cuando se establece
contacto con la Energía Cósmica.
Para
alcanzar este contacto, el Kriya Yoga de Lahiri Mahasaya, transmitido a
occidente a través de Paramhansa Yogananda, constituye la forma más sencilla,
rápida y eficaz.
El Kriya
Yoga es el alimento del alma.
Afirmación:
La buena comida, cualquier
alimento, o ninguno, son todos para mí la misma cosa, porque mi cuerpo emana de
mi alma, que es incondicionada e inmortal y yo estoy por encima de la comida,
del hambre, del deterioro y de la muerte.
Paramhansa Yogananda