pH
El pH o potencial de hidrógeno es una
medida del grado de acidez o alcalinidad de una disolución. El agua neutra
tiene un pH 7; valores inferiores a 7 indican acidez; valores superiores a 7
indican alcalinidad.
Como indica la composición de nuestro cuerpo (vista en la introducción),
esencialmente somos agua y tanto en el interior de las células, como fuera de
ellas, es el agua lo que predomina.
Nuestra
sangre tiene un pH bastante específico pudiendo variar solo levemente dentro de
un rango que va de 7,36 a 7,45; pH ligeramente alcalino.
Las
secreciones digestivas generadas en el hígado también son básicas con valores
entre 7,1 y 8,5. La saliva antes de la comida es ligeramente alcalina.
Solo el
jugo gástrico, que es ácido clorhídrico, es ácido.
Sin
embargo, aunque el diseño de nuestro cuerpo es, como vemos, alcalino, el
proceso metabólico y digestivo de los alimentos implica constantes reacciones
ácidas. Nuestra respiración, originando CO2, también ocasiona
acidez.
Para gozar de buena salud el pH de nuestros tejidos debe conservarse
dentro de un margen estrecho. Pequeñas alteraciones pueden tener como
consecuencia que las reacciones químicas pertinentes se produzcan con menor
eficacia o, simplemente, no se produzcan.
La clave
para mantener un pH dentro de los límites aconsejables reside en una
alimentación que sepa equilibrar los nutrientes acidificantes con los
nutrientes alcalinizantes.
Las
sustancias reguladoras o "tampones" son importantes ya que ayudan a
mantener el pH bastante estable ante el ataque de los ácidos o de las bases.
Los iones bicarbonato, hidrógeno fosfato, dihidrógeno fosfato y los aminoácidos
con su doble función ácida y básica, constituyen importantes elementos
reguladores en el organismo.
Los ácidos
acumulados en el cuerpo se eliminan a través de los riñones, los pulmones (el
CO2) y la piel. Los riñones, a través de la orina, eliminan en ácido
sulfúrico y el ácido úrico generado en el catabolismo de las proteínas. Estos
ácidos necesitan neutralizarse formando sales antes de excretarse, para lo cual
consumen sustancias alcalinas de reserva en el organismo. La dieta debe
proporcionar una reposición de estos elementos consumidos. En caso contrario,
por ejemplo, el Ca de los huesos o la glutamina de los músculos pagan las
consecuencias.
Si la
cantidad de ácidos generada es grande y los riñones no son capaces de
neutralizarla se produce una "acidosis" que alterará el buen
funcionamiento celular y terminará afectando y comprometiendo la salud, si es
persistente. Un síntoma de esta acidosis es el aumento del ritmo respiratorio.
Ello es debido a la necesidad de evacuar el abundante CO2 que a
través del torrente sanguíneo llega a los pulmones. Otro síntoma de acidosis
puede darlo la piel. Si la secreción ácida es importante el sudor puede estar
acompañado de un fuerte olor agrio.
EFECTOS DE LA
ACIDOSIS CRÓNICA
Si la
acidez persiste, lo cual es muy común en Occidente, hoy en día, debido a una
dieta excesivamente ácida, entramos en un estado denominado "acidosis
metabólica crónica leve" que puede llegar, si no se corrige, a grave.
La investigación científica pone de
manifiesto las consecuencias de la acidosis leve:
a)
aparición de osteoporosis por
eliminación de Ca de los huesos;
b)
disminución de K y Mg que incrementan
la posibilidad de inflamaciones;
c)
deterioro muscular;
d)
envejecimiento precoz;
e)
cálculos renales;
f)
retención de líquidos;
g)
acidez bucal;
h)
debilitamiento del sistema inmunitario;
i)
fatiga.
LICUADOS Y BATIDOS
VERDES
La forma más sencilla y efectiva de alejar la acidosis del
organismo es consumir con frecuencia licuados y batidos verdes. Pueden
confeccionarse combinando verduras de hoja con frutas. Entre las verduras
destacan las espinacas, ya que, a pesar de su ligero poder acidificante, son
ricas en clorofila, aminoácidos y ácidos grasos esenciales, además de
vitaminas, enzimas, fitonutrientes y sales minerales.
Espinacas, apio, lechuga, aloe vera, acelga, col rizada,
remolacha, zanahoria, pepino maduro, calabacín, perejil, calabaza, etc., junto
con toda variedad de frutas permiten infinitas combinaciones al gusto del
consumidor.
Los
licuados no precisan de agua, poseen un sabor más agradable, se digieren más
rápidamente y tienen menor contenido en fibra. Los batidos precisan rebajarse
con agua, tienen una digestión un poco menos rápida y son muy abundantes en
fibra.
Licuados
y batidos suministran energía vital pura, “prana”,
de forma directa, además de aminoácidos, ácidos grasos esenciales, enzimas,
vitaminas, sales minerales y fitonutrientes.
Los beneficios que se atribuyen a este tipo de bebidas, se
citan a continuación:
a)
ayudan a combatir el estreñimiento;
b)
ayudan a eliminar toxinas del
organismo;
c)
se digieren con facilidad;
d)
nutren causando saciedad;
e)
fortalecen el sistema inmunitario;
f)
mantienen un buen equilibrio
ácido-alcalino;
g)
son antioxidantes.
La clorofila, presente en todos los vegetales, es una
molécula semejante a la hemoglobina, con la diferencia de que es Mg el átomo
central de la clorofila en lugar de Fe en la hemoglobina. La molécula de
Vitamina B 12 también tiene esta forma, pero con un átomo de Cobalto
(Co) en su centro.
Efectos de la
clorofila:
a)
Poder antioxidante. Se ha comprobado su
eficacia neutralizando los efectos nocivos de los radicales libres;
b)
Disminuye la velocidad de las
enfermedades degenerativas;
c)
Poder anticancerígeno. Numerosos
estudios parecen poner de manifiesto que la clorofila inhibe el crecimiento de
las células cancerígenas.
d)
Poder desodorizante;
e) Revitalizante.
Debido a su contenido en “prana”.
FUENTES
Relación de ALIMENTOS
ACIDIFICANTES
Relación de ALIMENTOS ALCALINIZANTES
SISTEMA PERÍODICO
El grupo
I del Sistema Periódico recibe el nombre de Alcalinos y está formado por Litio
(Li), Sodio (Na), Potasio (K), Rubidio (Rb), Cesio (Cs) y Francio (Fr).
El grupo
II lo constituyen los alcalino-térreos: Berilio (Be), Magnesio (Mg), Calcio
(Ca), Estroncio (Sr), Bario (Ba) y Radio (Ra).
En
general, alimentos que contienen calcio, magnesio, sodio, potasio, hierro o
manganeso suelen reaccionar con las toxinas ácidas generando residuos
alcalinos. Estos elementos químicos son considerados, por esta causa,
alcalinizantes.
Normalmente,
alimentos que contienen fósforo, azufre, flúor, cloro, bromo, iodo, cobre o
silicio suelen unirse a los elementos de la reserva alcalina dejando un residuo
ácido. Se les considera por ello, acidificantes.
EQUILIBRIO ÁCIDO-ALCALINO
Debe observarse adecuadamente el carácter acidificante o alcalinizante de los alimentos y no permitir una preponderancia de los alimentos acidificantes.
Manteniendo los equilibrios vistos
anteriormente relativos a carbohidratos, proteínas y grasas, debemos ahora
prestar atención a la naturaleza ácida o alcalina de los alimentos de forma que
sus efectos se contrarresten.
Para mantener el cuerpo en condiciones óptimas, desde el
punto de vista del equilibrio ácido-alcalino, se hace aconsejable estimular la
alcalinidad mediante:
a)
la ingesta diaria matinal, en ayunas,
de agua cálida con zumo de limón, como recomienda Paramhansa Yogananda;
b)
la ingesta frecuente de abundantes
frutas y verduras, como recomienda Paramhansa Yogananda;
c)
zumo de naranja y
limón;
d)
frutos secos (almendras, macadamias,
anacardos) según los equilibrios anteriores, como recomienda Paramhansa Yogananda;
e)
legumbres (especialmente las lentejas)
y arroz integral;
f) la disminución del
consumo de sustancias acidificantes como carnes, pescados, lácteos, dulces y
productos refinados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario