martes, 25 de febrero de 2020

1 Equilibrio Insulina-Glucagón CARBOHIDRATOS 2ª parte HORMONAS / El equilibrio Insulina-Glucagón / COMBINACIONES / FUENTES /



HORMONAS

Las hormonas permiten que se comuniquen las distintas partes del cuerpo de forma rápida y coordinada. La comunicación puede ser a larga distancia o a corta distancia. El sistema endocrino, el sistema hormonal clásico, que actúa a larga distancia y por tiempo prolongado, consta de diversos órganos secretores de hormonas. El mensaje hormonal se transmite a través del torrente sanguíneo para llegar a las células receptoras.

La glándula hipófisis (antigua pituitaria) libera la hormona del crecimiento cuando se realiza ejercicio anaeróbico. Esta hormona permite reparar el tejido gastado y consume grandes cantidades de grasa. El ejercicio anaeróbico comienza cuando se supera el 90% del ritmo máximo cardiaco. La hormona también se libera en la fase del sueño de ojos rápidos.
La insulina, secretada por el páncreas, informa al hígado y a las fibras musculares para que asimilen glucosa y la almacenen en forma de glucógeno.                                    
Al aumentar el nivel de insulina, el contenido de glucosa en la sangre disminuye. Cuando en la sangre hay poca glucosa el hígado la obtiene a partir del glucógeno, pero en presencia de la insulina, no puede hacerlo. Como la glucosa es el alimento del cerebro es fácil, en estas circunstancias, experimentar situaciones confusas o de cansancio. El descenso de glucosa, por debajo de cierto nivel, lleva a la hipoglucemia.
La resistencia a la insulina es un estado alterado de un organismo en el que las células encargadas de asimilar la glucosa no lo hacen a pesar de existir elevados índices de insulina en la sangre. Las células han perdido esa capacidad debido a estar sometidas, muy repetidas veces, a exceso de glucosa seguido de exceso de insulina, como consecuencia de una alimentación rica en sustancias de índice glucémico alto. Con resistencia a la insulina se acumula exceso de grasa corporal, se puede padecer diabetes y aumentan los riesgos de enfermedades coronarias.
El sistema paracrino actúa a corta distancia: el mensaje hormonal va de una célula emisora a otra célula receptora. Las hormonas de este sistema no precisan como medio de comunicación el torrente sanguíneo y tienen una actuación breve.
El sistema autocrino actúa en las propias células, que son a la vez, emisoras y receptoras de la propia hormona.
Las hormonas de los sistemas paracrino y autocrino poseen una poderosa acción fisiológica y consiguen sus efectos en unos pocos segundos utilizando concentraciones mucho más bajas que las hormonas del sistema endocrino.
Todos los sistemas hormonales anteriores intentan mantener una situación de equilibrio. Cada hormona posee su par antagonista, que tiene efectos fisiológicos totalmente opuestos. El conjunto de una hormona y su antagonista se denomina eje.
La hormona antagonista de la insulina es el glucagón. Esta hormona, el glucagón, cuando su concentración es alta, eleva los niveles de glucosa en la sangre. La insulina, por el contrario, los disminuye. Cantidades adecuadas de insulina y glucagón pueden mantener estable cierto nivel de glucosa.
La situación adecuada de equilibrio es aquella en la que el organismo mantiene niveles aceptablemente altos de glucosa, la cual permite un funcionamiento óptimo del cerebro, sin que los niveles del eje insulina-glucagón se desestabilicen.



EL equilibrio INSULINA-GLUCAGÓN

Insulina y glucagón son hormonas secretadas por el páncreas.
Hemos de considerar la insulina como una hormona de almacenamiento. Almacena en forma de grasa en el tejido adiposo el exceso de glucosa de los carbohidratos de la dieta y el exceso de aminoácidos de las proteínas de la dieta. Además, no solo los almacena en forma de reserva de grasa, sino que la mantiene inutilizable. Mientras la insulina esté alta, la grasa no se metaboliza.
Si la insulina es hormona de almacenamiento y cierre, el glucagón, su antagonista, es hormona de movilización. El glucagón tiene como misión principal estimular el hígado para que descomponga el glucógeno en forma de glucosa. Esta glucosa, en el torrente sanguíneo, ayuda a equilibrar el nivel de azúcar necesario para el buen funcionamiento del cerebro.
Como la insulina baja la glucemia y el glucagón la restablece, el mantenimiento del equilibrio en este eje es esencial para el buen funcionamiento del organismo.                                 
Hoy se sabe que lo que comemos actúa poderosamente sobre las respuestas hormonales del organismo. Una vez que se ha comprendido el poder de las reacciones hormonales generadas por los alimentos, no se puede seguir pensando que no son más que una fuente de calorías para el cuerpo. 
Lo que estimula la secreción de insulina es el contenido alto de glucosa en la sangre. La glucosa la generan los carbohidratos, con mayor rapidez, especialmente, los de índice glucémico más alto. Una cantidad excesiva de carbohidratos producirá un aumento de glucosa, que será tanto más rápido, cuanto más alto sea el índice glucémico del carbohidrato. Cuanto más brusco sea el aumento de glucosa más estimulado estará el páncreas para enviar la insulina y mayor será la concentración de ésta.
Si la glucosa es lo que estimula la insulina, son los aminoácidos de las proteínas lo que estimula el glucagón. Los alimentos deben ser considerados con el mismo respeto que los medicamentos. Siendo de la naturaleza adecuada, deben ser ingeridos en el momento adecuado y en la cantidad adecuada.
De lo anterior, surgen dos principios esenciales para conseguir el equilibrio hormonal a través de la dieta:
            1) La cantidad de carbohidratos, sobre todo de índice glucémico alto, no debe ser elevada, para no despertar la secreción de insulina.    
         2)  Debe existir una determinada proporción entre carbohidratos y proteínas (3:2), para mantener estable el equilibrio del eje insulina-glucagón. Es decir, por cada dos gramos de proteínas deberíamos ingerir 3-4 gramos de carbohidratos.
Como es muy fácil excederse en la ingesta de carbohidratos (especialmente con el arroz o la pasta) sería conveniente no superar una tasa en la cual los carbohidratos constituyan o rebasen el doble de gramos de proteínas.




Como ejemplo, una persona que pese 70 kg podría tener sus necesidades proteicas satisfechas con 70 g netos de proteína, aunque este valor depende del tipo de actividad que se realice, siendo tanto mayor cuanto mayor sea la actividad física a desarrollar. La cantidad de carbohidratos que debería acompañar a la proteína podría oscilar entonces entre 105 (3 a 2) y 140 (4 a 2) g. Estos valores corresponden a la ingesta global del día, debiendo distribuirse repartidos en las diversas tomas, pero siempre, en cada toma, acompañando los carbohidratos con las proteínas correspondientes.




ALGUNA RECOMENDACIÓN sobre COMBINACIONES:

Carbohidratos
Estrictamente, frutas, verduras, féculas y almidones tienen la composición química correspondiente a hidratos de carbono. Los carbohidratos de alto índice glucémico deben tomarse lentamente, en pequeña cantidad y acompañados de un poco de grasa y verdura.

Melón
Por su rápida digestión, es conveniente tomarlo solo. Retenido en el estómago, cuando es acompañado de otros alimentos de digestión más lenta, se descompone y fermenta. Es altamente alcalinizante.

Almidones
La digestión de los almidones comienza en la boca gracias a la enzima alcalinizante denominada ptialina. Las largas cadenas formadas por la unión de miles de moléculas de glucosa se rompen liberando maltosa (dos moléculas de glucosa). Esta digestión continua en el estómago hasta que se alcanza un elevado grado de acidez. La digestión del almidón se reinicia en el duodeno gracias a la enzima restante, aún no consumida y a las abundantes secreciones enzimáticas del páncreas.

Almidones y grasas
Las grasas comienzan su proceso metabólico en el duodeno. Tienen un efecto inhibidor en el metabolismo de los almidones debido a la interferencia que ofrecen a las enzimas al impregnarlos de grasa. El ataque de las enzimas se ve así dificultado. Si bien hay un retardo en el tiempo de digestión de los almidones, este retardo tiene un efecto beneficioso ralentizando la entrada de glucosa en sangre evitando la secreción de insulina por el páncreas.

Frutas y Verduras
Mientras las frutas necesitan menos de hora y media para ser digeridas en el duodeno, las verduras pueden tardar varias horas. Por esa razón, no es conveniente mezclar en la misma comida frutas y verduras.

 Frutas y almidones
Las frutas dulces inhiben en la boca la secreción de la ptialina (enzima alcalinizante). Si se ingieren junto con almidones, estos últimos carecerán de la enzima que genera la maltosa, por lo que su metabolismo en la boca y el estómago será nulo o muy lento. Como consecuencia, al aumentar el tiempo de permanencia en el estómago, las frutas terminarán fermentando. Por lo tanto, no es conveniente mezclar frutas con alimentos ricos en almidón.

Almidones y verduras
Los almidones combinan favorablemente con las verduras, beneficiándose del poder alcalinizante de las segundas. Ahora bien, es conveniente no utilizar más de una fuente de almidones.

Almidones y proteínas
Cuando la ingesta de proteínas ha estimulado suficientemente el estómago, la acidez creada detiene el metabolismo de los almidones. Además, la absorción del ácido por parte de los almidones, también ralentiza el metabolismo de las proteínas que puede llevar a la putrefacción de éstas últimas. La clásica combinación de pasta con carne (lasaña) o patatas fritas con un filete, es poco recomendable. Además, esta mezcla es acidificante. Por lo tanto, desde este punto de vista, no es recomendable combinar almidones con proteínas. Sin embargo, esta combinación, cuando la cantidad de almidones y proteínas se ajusta al equilibrio insulina-glucagón, es beneficiosa para el organismo.

En palabras de Yogananda:
Que algo te guste y sepa bien, no es garantía de un alimento saludable.

También aconseja Paramhansa Yogananda no tomar más de una fuente de proteínas en cada comida. La razón está en que cada tipo de proteína precisa una determinada clase de enzimas y las correspondientes a una de ellas, puede interferir con las de la otra, ralentizando la digestión y promoviendo la putrefacción.

Proteínas, verduras y grasas
La combinación de proteínas (acidificantes) con verduras (alcalinizantes) es muy recomendable. Como la grasa ralentiza el metabolismo, la cantidad de esta debe estar bien mesurada y suministrar los ácidos grasos esenciales. Evitar las grasas trans y las saturadas en exceso.

Leche
Yogananda recomienda tomar la leche sola. Las enzimas coagulan la leche en el estómago. Si en éste se encuentra otro alimento diferente, las partículas alimenticias se verán recubiertas por las micelas lácticas y no se pondrán en contacto con los fermentos estomacales. Se favorecerá, entonces, la putrefacción y consiguiente acidificación.
 

   
FUENTES DE CARBOHIDRATOS



Azúcares simples:
Son ricos en glucosa y fructosa frutas dulces como uvas, dátiles, higos, ciruelas, caqui, manzanas, peras, melocotón…
Son ricos en sacarosa (azúcar ordinario) la caña de azúcar, remolacha, los orejones, chufas, mango, pistacho, plátano, castañas…
Son ricos en lactosa las leches, especialmente de vaca y de cabra y sus derivados.


Carbohidratos complejos:
Destacan por su contenido en almidón los cereales (trigo, cebada, maíz, arroz…), las patatas y afines, castañas, leguminosas (lentejas, habas, garbanzos, cacahuetes, judías negras, rojas y pintas, guisantes…) y sus derivados (pastas, pan, harinas…)



Las leguminosas son alimentos ricos en dos macronutrientes: proteínas y carbohidratos. Predominan los carbohidratos, excepto en el caso de la soja que es más rica en proteínas.



COMPOSICIÓN DE LAS PRINCIPALES LEGUMINOSAS





UN TENTEMPIÉ SALUDABLE:

Una pieza de fruta y una cucharada sopera de semillas de cáñamo. La pieza de fruta suministra carbohidratos, agua y vitaminas; las semillas de cáñamo peladas son ricas en grasa saludables, sustancias minerales y proteínas; además, todo sabe muy bien y no precisa preparación alguna.



Definiciones

Inulina:

Polímero de la fructosa presente en la fibra que sirve de alimento a la flora (probióticos) del intestino grueso. Es, por tanto, un prebiótico. Se encuentra en bardana, ñame, ajo, ajopuerro, alcachofa, cebolla y diente de león principalmente.

Vitamina C:
La vitamina C, o ácido ascórbico, es la más conocida de las vitaminas. Se forma en las plantas a partir de la glucosa mediante una serie de reacciones enzimáticas. En el organismo humano es especialmente importante en la síntesis del colágeno, constituyente del tejido conectivo como piel y tendones.  
  
Fitoquímicos:
Son sustancias no nutrientes, pero de efecto positivo en la salud, como terpenos y fenoles (antioxidantes), carotenos, licopenos y flavonoides (pigmentos), que se encuentran en las semillas de lino, brócoli, coliflor, repollo, puerros, tomates, frutas coloreadas, legumbres y salvado de trigo, cebada o avena, entre otros.
 

CON LA BALANZA  ARROZ BASMATI

Veamos como evaluar la cantidad de nutrientes que tenemos en una determinada porción de alimento.
Estudiamos un ARROZ BASMATI cuya composición podemos ver en su etiqueta.




Podemos observar que falta detallar la composición de, aproximadamente, el 13%.
El contenido de grasa es despreciable y predominan notablemente los carbohidratos sobre las proteínas.
A la vista de estos datos CONSIDERAREMOS ESTE ALIMENTO COMO FUENTE DE CARBOHIDRATOS



Comenzamos pesando la cantidad de arroz que vamos a preparar.



Como vemos en la imagen, la cantidad utilizada es de 151 g de arroz.


Calculamos la cantidad de carbohidrato y de proteína presente en estos 151 gramos de arroz.


PROTEÍNA:         mediante una sencilla regla de tres

En 100 g de arroz hay ....8,8 g de proteína
En 151 g de arroz habrá....X g de proteína

X = 151x8,8:100 = 13,3 g de proteína

CARBOHIDRATO: 

En 100 g de arroz hay.....74g de carbohidrato
En 151 g de <rroz habrá......Y g de carbohidrato

Y =151x74:100= 111,7 g de carbohidrato


Distribuimos el arroz, una vez preparado, en 6 porciones idénticas.


En cada porción tendremos:

PROTEÍNAS:  13,3 : 6 = 2,2 g                CARBOHIDRATOS:  111,7 : 6 = 18,6 g


Esta pequeña porción de arroz, cuyo diámetro se corresponde con la taza de café, contiene la considerable cantidad de 19 g de carbohidrato.
Atendiendo al equilibrio que debe existir entre carbohidratos y proteínas, esta porción debe acompañarse de una fuente proteínica que suministre aproximadamente unos doce gramos de proteína (p.e. un huevo y una clara).
Recuerda que el equilibrio entre grasas, proteínas y carbohidratos está en una proporción en torno a 3, 6  y  9 g, respectivamente (1, 2 y 3).

Fin de la segunda parte CARBOHIDRATOS

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