EL SENTIDO DEL OLFATO
El sentido del olfato, aunque es el
primero que aparece en la escala evolutiva, ha sido poco estudiado en el ser
humano debido a que su ausencia no implica graves problemas para la salud.
Últimamente, debido a su relación con la obtención del premio Nobel en 2004, su
interés se ha visto acrecentado.
La diversidad de olores que se puede
percibir es muy grande, entorno a los diez mil. Sin embargo, el número de tipos
de receptores es muy reducido: tan solo siete. Los distintos olores que pueden
captar estos siete receptores son: alcanforado, almizclado, etéreo (olor de
productos de limpieza en seco), floral, mentolado, picante y pútrido.
En el epitelio de la pituitaria amarilla
una primera neurona recoge el estímulo sensorial que transmite a lo largo de un
prolongado axón. Unas treinta mil neuronas de todo el epitelio fusionan sus
axones conformando una treintena escasa de nervios que dan lugar a los nervios
olfatorios. Estos nervios atraviesan la zona cribosa del etmoides por unos
pequeños orificios trasmitiendo el estímulo olfatorio hacia los dos lóbulos del
bulbo olfatorio. Las neuronas del epitelio de la pituitaria amarilla, que
pueden verse afectadas por diversos factores externos, tienen una gran
capacidad de regeneración. La estimulación olorosa contribuye poderosamente en
este sentido.
Los dos
lóbulos del bulbo olfatorio descansan sobre la parte superior de la zona
cribosa del hueso etmoides. En cada bulbo olfatorio, cada nervio procedente de
la cavidad nasal transmite su señal a una segunda neurona en unas estructuras
denominadas glomérulos. Este reducido grupo de neuronas conduce sus axones a
través del tracto olfatorio dirigiéndose hacia los trigonos, para dividirse
conformando tres estrías a cada lado que alcanzan las diversas partes del
cerebro.
La estría lateral, la más externa, lleva
el estímulo oloroso al córtex olfatorio primario, que incluye la corteza
piriforme y la zona periamigdaloida y que permite la distinción de los
distintos aromas. El córtex olfatorio
primario recibe la información del bulbo olfatorio y de otras regiones
cerebrales. También envía información a través de nervios eferentes hacia la
amígdala y el tálamo.
La estría intermedia transmite la
información internándose por el espacio perforado anterior. De esta zona,
información eferente se dirige hacia el hipocampo y el lóbulo frontal.
La estría interna conecta con el área
septal. Esta área recibe fibras aferentes no solo del bulbo olfatorio sino
también del hipocampo a través del fórnix, de la amígdala y de la corteza
prefrontal y envía, además, información eferente hacia el hipotálamo. Esta
comunicación con el hipocampo y el hipotálamo parece que influye en la
regulación e inhibición del sistema límbico y en el nivel de alerta del
organismo. Posee neuronas que son centros de orgasmo, teniendo los hombres a
este respecto un solo centro y las mujeres, cuatro.
Una tercera y última neurona de la
transmisión olfativa es la que completa la información sensorial tanto en su
aspecto cualitativo como en intensidad llevando la información a su destino de
procesamiento: amígdala, hipocampo, tubérculo olfatorio, corteza entorrinal y
córtex piriforme.
Sobre la
amígdala y el hipocampo se da amplia información más adelante en el sistema
límbico. El tubérculo olfatorio recibe información de las regiones alcanzadas
por el estímulo sensorial, regulando las emociones. La corteza entorrinal posee
gran conexión con el hipocampo actuando como un puente de conexión entre éste y
otras áreas del cerebro. Recibe información aferente procedente de la amígdala.
El córtex piriforme está relacionado con la memorización de los olores. Aquí es
donde se inicia el procesamiento de los olores: a través de la conexión con el
tálamo, los olores se relacionan con la función sexual (feromonas) o el gusto o
aversión por los alimentos; mediante la conexión con el neo córtex
somatogustativo orbitofrontal, se reúnen las informaciones sensoriales
olorosas, gustativas y táctiles de la lengua. Los estudios científicos parecen
indicar que el córtex piriforme puede actuar como archivo de recuerdos a largo
plazo, bajo la dirección del córtex frontal (tercer cerebro).
Al bulbo
olfatorio llegan también nervios sensoriales aferentes que proceden del
hipotálamo y otras regiones altas del cerebro, como el córtex frontal, cuyos
nervios eferentes envían información al tálamo e hipotálamo y que son los
causantes de la acomodación a los olores cuando perduran en el tiempo, o de la
inhibición o agudizamiento cuando se consideran respectivamente, inofensivos o
peligrosos.
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